Cuando Marco era un pequeñajo de pelo rubio y graciosa sonrisa, su madre solía decirle “no juegues con fuego que puedes quemarte” “ no te acerques ahí, una vez lo hagas volverás una y otra vez”
Marco tenia claro que el fuego no se tocaba, pero Daniella no era fuego ¿cierto?, ni sus manos, ni su cuerpo habían quedado reducidos a cenizas.
Sólo su alma ardía.
Sólo su lengua quemaba dentro de su boca.
-estoy lista-susurró de nuevo Daniella alzando las caderas.
Y como por arte de magia, el fuego se avivó lamiéndole los labios desesperadamente…
2 comentarios:
Lo amé, me encanta el modo en que está escrito, destila sensualidad.
Siempre es un gusto leerte ^^
Estoy de acuerdo con Hikari ^^
veces es mejor jugar con fuego sin quemarse, pero tal parece que Marco está ardiendo en pasión XD
Besos, guapa :)
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