30 jul 2011

Ayer lo hice de nuevo, volví a dormirme con tu nombre en los labios y tu cuerpo en mi mente.
Imaginé que estabas a mi lado y que te acariciaba despacio mientras tú te dejabas hacer.
Recordé lo que sentí la primera vez que mis ojos te vieron y que mi corazón habló, ese pequeño instante entre la realidad y la ficción en la que se sumió me mente al verte al otro lado. Porque estabas ahí, tan cerca que podría haberte tocado y sin embargo mis dedos no alcanzaron tu piel.
Porque estas tan lejos que pensarte me hace daño e inevitablemente lo hago, porque es un dolor placentero, porque se me eriza la piel, porque vuelvo a creer en las flechas de cupido, aunque tu no hayas sido tocado, porqué se que los amores de adolescencia vuelven, porque sonrío y lloro al vez.
Ayer lo hice de nuevo y al despertar, con el sol rozándome la piel, he sentido el dolor de no poder tenerte.

2 comentarios:

Patricia dijo...

Trite y tierno, como solo puede ser el amor de adolescente.
Bonito como lo cuentas.
Cariños....

Mony dijo...

Desgarrador, ese dolor que se siente al despertar y saber que no se tiene a ese alguien es así, desgarrador.