6 sept 2010

La luna nos mira, ¡shhh! no ,la mires tu a ella, es descubridora de almas y está esperando un descuido para introducirse en la nuestra y robarnos los sentimientos.
Siempre está ahí, parece tan fría y distante que te quedas observándola largo rato, es hermosa, lo se, seguramente si pudiera adquirir el cuerpo de una mujer sería la mas bella y misteriosa, acabaríais todos locos de amor por una chica de piel oscura y cabello dorado, sucumbiríais a sus deseos y moriríais por una de sus caricias.
Ella os observaría caer a sus pies y con sus preciados zapatos de tacón caminaría frente a vuestras narices arrancándoos un gemido de dolor, gritaríais tan fuerte que la tierra temblaría por unos instantes.
Sigue mirando, y tú, ya estás rendido a su luz, es inútil intentar luchar contra la belleza de algo tan perfecto.
Te observo ahora yo a ti, tan distraído, tus ojos se vuelven pequeños al intentar enfocarla en tus pupilas, tus labios se entreabren un poco y bajo el frío puedo ver tu aliento.
Estas suspirando, y quiero saber qué o quien lo arranca.
La luna nos mira, dame un beso, déjame ser envidiada por ella solo esta noche, déjala mirarnos, déjala que sienta los celos de ser ignorada, quiero sentirme como ella solo unos instantes, quiero poder subir al cielo y posarme delante suyo, quiero sentir tus ojos, solo hoy…
Ella intentará llamar tu atención de miles de maneras, brillará, se ocultará tras alguna nube o hará que una estrella caiga frente a tus ojos.
No la mires, solo intenta robar tu alma, es una ladrona, egoísta y vanidosa, superficial y trasnochadora.
Es perfecta.
La luna nos mira, y tus ojos clavados en los míos la hacen retorcerse de celos… la oscuridad se cierne sobre nosotros, su ira aumenta, pequeñas estrellas caen a nuestro alrededor, rozan nuestra piel, rasgándonos, quemándonos, llueve y truena a la vez.
Quiero sumirme en esta oscuridad agarrada a tus brazos, quiero que ella me odie solo por una vez, mañana podrá volver a ser la única en tu cielo.
Tus ojos se cierran y tus labios rozan los míos, mi corazón se agita y la tormenta aumenta, las gotas calan nuestra ropa y nos empapan de la cabeza a los pies.
La luna ya no nos mira, se tapa los ojos con las manos y oigo que llora, ha sido humillada, tu, su fiel guardián no quieres alcanzarla, no ya no, ahora deberá mirarte ella a ti, esperando el día que por descuido vuelvas a admirarla.

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